Técnicas del condicionamiento Operante

Técnicas operantes para desarrollar conductas

Dada la importancia y la eficacia del refuerzo positivo, las técnicas operantes para aumentar conductas tienen una utilidad demostrada. A continuación describiremos los más importantes de entre estos procedimientos. 

1. Técnicas de instigación

      Se consideran técnicas de instigación aquellas que dependen de la manipulación de estímulos discriminativos para aumentar la probabilidad de que se dé una conducta.
Este término incluye las instrucciones que incrementan determinadas conductas, la guía física, que consiste en mover o colocar partes del cuerpo de la persona entrenada, y el modelado, en que se observa a un modelo realizando una conducta para poder imitarlo y aprender cuáles son sus consecuencias. Estos tres procedimientos tienen en común que se centran en enseñar directamente al sujeto cómo tiene que realizar una acción determinada, sea verbal o físicamente.

2. Moldeamiento

      Consiste en acercar gradualmente una conducta determinada a la conducta objetivo, empezando por una respuesta relativamente parecida que el sujeto pueda realizar y modificándola poco a poco. Se lleva a cabo por pasos (aproximaciones sucesivas) a los que se aplica reforzamiento.
El moldeamiento es considerado especialmente útil para establecer conductas en sujetos que no se pueden comunicar verbalmente, como las personas con discapacidad intelectual profunda o los animales.



3. Desvanecimiento

      Se refiere a la retirada gradual de las ayudas o instigadores que se habían utilizado para reforzar una conducta meta. Se pretende que el sujeto consolide una respuesta y posteriormente pueda llevarla a cabo sin necesidad de ayudas externas. 
     Es uno de los conceptos clave del condicionamiento operante, ya que permite que los progresos llevados a cabo en terapia o en el entrenamiento puedan generalizarse a muchos otros ámbitos de la vida.
Este procedimiento consiste fundamentalmente en sustituir un estímulo discriminativo por otro distinto.


4. Encadenamiento

      Una cadena conductual, es decir, una conducta compuesta por varias conductas simples, se separa en distintos pasos (eslabones). A continuación el sujeto debe aprender a ejecutar los eslabones uno a uno hasta lograr llevar a cabo la cadena completa.
El encadenamiento puede realizarse hacia delante o hacia atrás y tiene como peculiaridad que cada eslabón refuerza al anterior y funciona como estímulo discriminativo del siguiente.
     En ciertos aspectos, buena parte de las habilidades que se consideran talentos por mostrar un alto grado de destreza y especialización en ellos (como por ejemplo tocar muy bien un instrumento musical, bailar muy bien, etc.) pueden ser consideradas fruto de alguna forma de encadenamiento, dado que desde las habilidades básicas se va progresando hasta alcanzar otras mucho más trabajadas.

5. Programas de reforzamiento

      En un procedimiento de aprendizaje operante, los programas de reforzamiento son las pautas que establecen cuándo será premiada la conducta y cuándo no.
      Hay dos tipos básicos de programas de reforzamiento: los de razón y los de intervalo. En los programas de razón se obtiene el reforzador después de que se dé un número concreto de respuestas, mientras que en los de intervalo esto sucede después de que haya pasado un tiempo determinado desde la última conducta reforzada y ésta vuelva a darse.
      Ambos tipos de programa pueden ser fijos o variables, lo cual indica que el número de respuestas o el intervalo de tiempo necesarios para la obtención del reforzador pueden ser constantes u oscilar en torno a un valor promedio. También pueden ser continuos o intermitentes; esto significa que la recompensa puede darse cada vez que el sujeto lleve a cabo la conducta objetivo o bien de vez en cuando (aunque siempre como consecuencia de una emisión de la respuesta deseada).
     El reforzamiento continuo es más útil para establecer conductas y el intermitente para mantenerlas. Así, teóricamente un perro aprenderá más rápido a dar la pata si le damos un premio cada vez que nos ofrezca la pata, pero una vez aprendida la conducta será más difícil que deje de hacerla si le damos el reforzador uno de cada tres o cinco intentos.


Tipos de programas de reforzamiento



Técnicas operantes para reducir o eliminar conductas

      Al aplicar técnicas operantes para reducir conductas conviene tener en mente que, dado que estos procedimientos pueden ser desagradables para los sujetos, siempre es preferible utilizar los menos aversivos cuando sea posible. Asimismo estas técnicas son preferibles a los castigos positivos.
A continuación presentamos un listado de estas técnicas en orden de menor a mayor potencial de generar aversión.

1. Extinción

     Se deja de recompensar una conducta que había sido reforzada con anterioridad. Esto disminuye la probabilidad de que la respuesta vuelva a darse. Formalmente la extinción es lo opuesto al reforzamiento positivo.
A largo plazo la extinción es más eficaz para eliminar respuestas que el castigo y el resto de técnicas operantes para reducir conductas, si bien puede ser más lenta.
Un ejemplo básico de extinción es lograr que un niño pare de patalear simplemente ignorándolo hasta que se dé cuenta de que su conducta no tiene las consecuencias deseadas (por ejemplo el enfado de los padres, que funcionaría como reforzador) y se harte.



2. Entrenamiento de omisión

      En este procedimiento, a la conducta del sujeto le sigue la ausencia de la recompensa; es decir, si se da la respuesta no se obtendrá el reforzador. Un ejemplo del entrenamiento de omisión podría ser que unos padres impidan a su hija ver la televisión esa noche por haberles hablado de forma irrespetuosa. Otro ejemplo sería el hecho de no ir a comprar los juguetes que los niños piden, si estos se portan mal. 
En ámbitos educativos, además, sirve para favorecer que se valoren más los esfuerzos que otras personas hacen para contentar a los pequeños y que estos, al haberse acostumbrado a estos tratos, no valoran. 



3. Programas de reforzamiento diferencial

      Son un subtipo especial de programa de reforzamiento que se utiliza para reducir (no eliminar) las conductas objetivo aumentando otras respuestas alternativas. Por ejemplo, se podría premiar a un niño por leer y por hacer ejercicio y no por jugar a la consola si se pretende que esta última conducta pierda valor reforzante.
En el reforzamiento diferencial de tasas bajas se refuerza la respuesta si se da un determinado periodo de tiempo después de la última vez que se produjo. En el reforzamiento diferencial de omisión el refuerzo se obtiene si, después de un periodo de tiempo determinado, la respuesta no se ha producido. El reforzamiento diferencial de conductas incompatibles consiste en reforzar respuestas incompatibles con la conducta problema; este último procedimiento se aplica a los tics y la onicofagia, entre otros trastornos.



4. Coste de respuesta

      Variante del castigo negativo en que la ejecución de la conducta problema provoca la pérdida de un reforzador



5. Tiempo fuera

      El tiempo fuera consiste en aislar al sujeto, en general niños, en un entorno no estimulante en caso de que se produzca la conducta problemática. También una variante del castigo negativo, se diferencia del coste de respuesta en que lo que se pierde es la posibilidad de acceder al refuerzo, no el reforzador en sí.


6. Saciación

      El refuerzo que se obtiene por llevar a cabo la conducta es tan intenso o cuantioso que pierde el valor que tenía para un sujeto. Esto puede tener lugar por saciación de respuesta o práctica masiva (repetir la conducta hasta que deje de ser apetitiva) o bien por saciación de estímulo (el reforzador pierde su apetitividad por exceso).



7. Sobrecorrección

      La sobrecorrección consiste en aplicar un castigo positivo relacionado con la conducta problema. Por ejemplo, es muy utilizada en casos de enuresis, en que se pide al niño que lave las sábanas después de orinarse encima durante la noche.




Como podemos utilizar los refuerzos con los niños y niñas:
  • En primer lugar identificar los reforzadores. Cada niño o niña, cada persona es diferente y los reforzadores pueden variar mucho de una persona a otra. Por ello es fundamental identificar estímulos materiales, actividades, estímulos sociales que son agradables para cada niño o niña.
  • Entregar el refuerzo en el momento adecuado. Es muy importante hacerlo justo después de la conducta deseada. No podemos hacerlo antes, ni tampoco demorarlo demasiado en el tiempo. Si no podemos hacerlo en el momento, le describimos y explicamos en detalle como lo vamos a hacer.
  • Definir claramente cuáles son las conductas que van a ser reforzadas y cuál es el reforzador que usaremos.
  • Es aconsejable usar diferentes reforzadores para evitar que estos pierdan su fuerza.
  • Es preferible el uso de reforzadores no materiales.
  • Es muy importante aplicar el reforzador solamente con la conducta deseada.

  A continuacion te mostramos un video con ejemplos de tecnicas del condicionamiento operante:



REFERENCIAS

Rodríguez, C (2016). ¿ Que son los reforzadores de la conducta?. Documento en línea. Disponible en: http://educayaprende.com/reforzadores-de-la-conducta/.

  
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